Cuando hablamos de realidad aumentada (AR), la mayoría piensa en videojuegos como Pokémon GO. Sin embargo, en 2025 esta tecnología se está integrando cada vez más en la vida cotidiana y los negocios, convirtiéndose en una herramienta clave en sectores como la educación, la medicina, el comercio y hasta la logística.
¿Qué es la realidad aumentada y cómo se diferencia de la realidad virtual?
La realidad aumentada superpone elementos digitales en el mundo real a través de dispositivos como smartphones, gafas inteligentes o pantallas interactivas.
A diferencia de la realidad virtual (VR), que crea un entorno completamente digital, la AR enriquece el entorno físico con información extra en tiempo real.
Aplicaciones prácticas en 2025
- Educación: estudiantes de medicina pueden visualizar órganos en 3D durante las clases; en historia, recorrer ruinas antiguas con reconstrucciones digitales.
- Medicina: cirujanos utilizan gafas AR para ver capas internas del cuerpo mientras operan, con datos proyectados directamente en su campo de visión.
- Comercio: tiendas de muebles como IKEA permiten a los clientes ver cómo quedaría un sofá en su sala antes de comprarlo.
- Logística: empresas usan AR para guiar a trabajadores en almacenes, indicando dónde se encuentra cada producto en segundos.
- Turismo: al apuntar el celular a un monumento, aparecen datos históricos, mapas y rutas cercanas.
El papel de las gafas inteligentes
Aunque la mayoría de experiencias AR siguen ligadas al celular, las gafas inteligentes están empezando a ganar terreno. Modelos de Meta, Apple y Xreal ofrecen una experiencia más fluida, permitiendo trabajar, jugar o incluso hacer videollamadas con información digital integrada en el mundo real.
Retos de la realidad aumentada
- Accesibilidad: muchos dispositivos aún son costosos.
- Privacidad: al registrar constantemente el entorno, surgen dudas sobre seguridad de los datos.
- Adopción masiva: falta que más personas perciban la AR como algo útil y no solo un “juguete tecnológico”.
Conclusión
La realidad aumentada está dejando de ser novedad para convertirse en una tecnología con aplicaciones prácticas en el día a día. En unos años, será tan común como usar un smartphone. La pregunta no es si la AR se volverá masiva, sino qué tan rápido sucederá.